La resistencia a la velocidad o velocidad resistencia
han sido términos que se han utilizado indistintamente y con dudas sobre su
fin.
Desde
este blog abogamos por un trabajo de las capacidades en función del objetivo y
lejos de enredos terminológicos donde llamamos a veces diferente a lo mismo y
viceversa.
Como
ya comentamos en variadas entradas nuestro enfoque personal a los trabajos de
velocidad y resistencia se basa en el proceso metabólico necesario para su
desarrollo, así diferenciamos:
Trabajos de intensidad baja en los que nos movemos entre el 40 y el 70%
de nuestra FCd. máxima. En estas intensidades podemos trabajar diversas
duraciones, de 20’ ó 30' o superiores. Serán trabajos en los que buscamos
principalmente regeneración (además
de propios del calentamiento…) o en algunos casos la adaptación (tras periodo de inactividad, por ejemplo)
Trabajos de capacidad aeróbica, nos movemos entre 70 y 85% de la máxima,
fundamentan la base del trabajo como vimos en las cifras anteriores. Planteamos
ejercicios de entre 6’ y 30’ aproximadamente.
Trabajos de potencia aeróbica, entre el 85 y 95%, trabajos exigentes de 3’
a 6’. Son especialmente interesantes para fases de intensidad mantenida,
aportando recursos físicos altamente necesarios.
Trabajos anaeróbicos lácticos, sin presencia de oxígeno. Son básicos en el
fútbol. Oscilarían entre los 30’’ y 3’si lo que buscamos un trabajo de tolerancia
al lactato.
Como sabemos el láctico es el “recurso” que el
organismo genera para combatir esa ausencia de O2. Pero su presencia provoca
situaciones inestables, sin entrar en detalles, a las que debemos acostumbrar
al futbolista.
Y, por último anaeróbicos alácticos, los
trabajos próximos ya a la velocidad. Vitales. Menores a 30’’ en los que la
fuente energética son los recursos propios del músculo ATP, fosfatos… con
inicial formación de lactato (alácticos e inicios de formación).
¿Dónde quedaría aquí la
resistencia a la velocidad?
Siempre se ha partido desde la base fisiológica de
referencia en la que la velocidad acaba a partir del segundo 30. Esto,
insistimos tomado como referencia, hace que entendamos la resistencia a la
velocidad como la capacidad de mantener ese esfuerzo a nivel máximo por encima
de la barrera de la velocidad.
Resistimos a la velocidad, resistimos buscando
mantener ese “pico” de velocidad.
Podríamos hablar, por tanto, de trabajos (con las
variables múltiples que existen) que se moverán entre 30’’ y 90’’ de volumen por repetición (a partir de 200 metros y
hasta 600 aproximadamente) aunque puede ser más (menos interesante en nuestro
deporte) y en los que podemos movernos entre 3 y 6 repeticiones y según la exigencia pongamos de 1 a 3 series (variable, insisto).
Las recuperaciones entre series serían incompletas (30’’ a 90’’) y más altas entre series (3’ o superiores)
En el fútbol
elfarodigital.es |
Pero ese término antes explicado tiene grandes visos
de trabajo específico atlético.
En el mundo del fútbol el término de resistencia a la velocidad viene
utilizándose con un matiz diferenciador (podemos remitirnos a trabajos como los
de Sánchez Sánchez y AAVV 2005) entendido
como la capacidad de realizar esfuerzos máximos durante el juego de carácter intermitente
intercalados con fases más suaves. Es decir, intercalamos momentos anaeróbicos alácticos
muy exigentes con metabolismos aeróbicos (trote, caminar…) cercanos o inmersos
en la recuperación.
En suma se utiliza para ser capaces de resistir a los
esfuerzos de velocidad que se repiten indiscriminadamente pero sin orden
durante el juego. La esencia de la resistencia mixta, en suma.
Así se expresan autores como Cuadrado Pino (1996) cuando habla de que es la capacidad de realizar carreras a la máxima intensidad y distancias
cortas con pausas de recuperación entre las y la mínima merma en el rendimiento.
¿Cómo entrenar esto?
Esa diferenciación, fundamentada principalmente en los
procesos de recuperación, nos lleva a proponer tres tipos de trabajos para
incidir en esta capacidad
JUEGOS ESPECÍFICOS. El trabajo futbolístico proponemos que vaya
encaminado a ejercicios con balón de pautas intensas en los que se intercale,
como en el propio juego, una recuperación activa también con balón de
intensidad media – baja.
Por ejemplo, pensemos en un sencillo ejercicio
en la que en un campo grande se enfrentarían un 9x9. Antes están dándose pases
por grupos de 3 (petos diferenciados).
Preparamos una división de ese campo en 2
pequeños. Durante el juego 9x9 y al pitido, en los campos pequeños, jugamos
sendos 6x3 en los que los defensores en inferioridad buscan robar bola.
Los futbolistas están 3’ pases + 5’ 9x9 +
3x60’’ robando (cada trío) + 4’ 9x9 + 3x30’’cada trío + 3’ 9x9 + 1’30’’ pases +
4’ estiramiento. Total: 25’
SERIES ESPECÍFICAS. En la que respetamos los parámetros del
trabajo de series pero con acciones de fútbol. Es decir, los 30’’ del trabajo
son individuales pero con acciones de conducción, paredes o tiro a gol.
SERIES CARRERA. Sin balón y con pautas marcadas. No son ni
más ni menos recomendables dependerá de la circunstancia y el momento. Por
ejemplo es un entreno muy recurrente para futbolistas en fase de readaptación.
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